miércoles, 25 de marzo de 2009

•·.·´¯`·.·•Noelia, parte II•·.·´¯`·.·•



El nuevo comienzo: reseteando

Los sonidos del compás acompasaban el ritmo vacilante del movimiento del rabo del gato, posado sobre la superficie brillante del piano lacado. Me observaba fijamente con sus ojos amarillos y parecía esbozar una leve sonrisa de asentimiento, que ocultaba bajo sus largos y negros bigotes.
Sin embargo, y de repente, miró hacia abajo y comenzó a lamerse una de las patas, como si quisiera restarle importancia al gesto que me había prodigado anteriormente.
He llegado a pensar más de una vez que los gatos son seres extraños, que se mezclan entre nosotros para observarnos y reírse de los enrevesados que podemos llegar a ser los humanos; mientras ellos, estilosos y ladinos se dedican a dormir, cazar y lamerse. Y todo eso en siete vidas. No me extraña que vivan tanto.
Hulla, que así se llamaba este gato en cuestión, sustituyó mi parcela emocional-afectiva con los animales cuando Pez se murió, y cuando decidí mudarme de 20 m2 a 40. Doblé mis aspiraciones al espacio vital en la misma proporción que lo hice con la cadena de predadores en mis mascotas.
Aunque sigo siendo nariz, pero ahora limito mis viajes aromosos a una habitación de 3 x 5.
He decidido que así mis aventuras y mis sueños de ojos abiertos serán más intensas y me permitirán disfrutar de más aficiones e inquietudes.
He vuelto a tocar el piano y he cambiado la vieja televisión que usaba para ver películas por un moderno reproductor de DVD, para evitar la tentación de cambiar de AV a TV y empezar a empaparme de la simpleza humana a través del cable.

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