Salgo del agua, sabiendo a sal, mojada, con la piel tirante por los
diminutos cristales adheridos, trepo hacia la toalla y me expongo
al sol. Cierro los ojos, secándome mientras el calor inunda mis
poros, desnuda, libre, sin más miradas sobre mí que tu propia
mirada.
Mi conciencia me habla, me susurra: -no había conocido un sitio
tan mágico en mucho tiempo, gracias por traerme-
así todo ella no disfruta del mejor espectáculo, ver el mar subida
a esta roca, secándose tras un baño, recibiendo al sol.
[el mejor sitio para perdernos tú y yo, una playa desierta,
escondida, un refugio para amarnos*]
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario